El tiempo entre costuras (2013) / Crematorio (2011)

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Paseando por diversos canales de televisión, me percate de que mi cable tiene Antena 3. Sólo Dios sabe desde cuando tengo ese canal o si siempre ha estado allí pero la cuestión es que me hipnotizo el adelanto de una serie, esta serie era El tiempo entre costuras. Las escenas que me mostraban se veían tan prometedoras, y de cierta forma me emocione porque la reseñaban como un "hito de la tv española". Expectativas, muchas expectativas tenía al comenzar a verla. Y pues. . .

Sinopsis

La historia comienza en el año 1934. Sira Quiroga (Adriana Ugarte) es una joven modista de un barrio castizo de Madrid que ha trabajado toda su vida con su madre, Dolores (Elvira Minguez), en el taller de alta costura de Doña Manuela (Elena Irureta). Sira abandona Madrid meses antes del golpe de Estado de 1936 para irse con un hombre al que apenas conoce, Ramiro Arribas (Rubén Cortada), pero del que se ha enamorado con locura, y por el cual abandona a su novio, Ignacio (Raúl Arévalo), y deja sola a su madre. Juntos viajan a Marruecos y se instalan en Tánger. Al principio de su estancia en la ciudad todo marcha de maravilla, pero todo cambia cuando Ramiro comienza a distanciarse de ella y despilfarrar el dinero que Gonzalo (Carlos Olalla), el padre de Sira, dio a su hija cuando la conoció, poco antes de que esta marchara de España, ya que Sira desconocía a su padre porque su madre la crió ella sola. La vida de Sira da un giro inesperado por culpa de Ramiro y se ve obligada a trasladarse a Tetuán (por aquel entonces capital del Protectorado español de Marruecos) sola, embarazada y con una serie de deudas que más tarde le pasarán factura.

Antes de comenzar es vital enterarnos de que esta serie trata de una adaptación al bestseller de la escritora española María Dueñas El tiempo entre costuras, la novela fue publicada en 2009 y fue bien recibida por el público y crítica. Constó de once capítulos y por donde sea que leas de ella, te echarán una y otra vez en cara que batió records de audiencia con sus más de cinco millones de espectadores. Como si fuese poco se apostó también a lo grande con su presupuesto. Así que, tantos bombos y platillos hacen que tu cerebro asocie a la serie con algo realmente bueno.

La historia se centra en la indiscutible protagonista Sira Quiroga, una humilde costurera que se las apaña para vivir del oficio junto a su madre en un taller de costura. Con la llegada de la Guerra Civil española, el trabajo no abunda pero está comprometida sin mucho entusiasmo con Ignacio. Quien irónicamente la conduce a conocer a Ramiro, Ramiro y Sira se convertirán en amantes y gracias a una mini-herencia de su padre fantasma (es decir, nunca velo por ella) juntos se fugarán a Marruecos dejándolo todo atrás.

Hasta aquí, por favor HASTA AQUÍ. El primer problema que tuve con esta serie no tuvo que ver directamente con ella sino con el adelanto que tuvieron la idea de colocar antes del primer capítulo. Básicamente te cuentan casi TODA la historia, dura yo no sé cuántos minutos y es tan innecesario. Pero es que la cosa no acaba allí porque volvieron a repetir el mismo error una y otra vez al finalizar cada episodio, porque los adelantos, los adelantos te contaban por completo lo que sucedería en el siguiente capítulo. Muy mala decisión. Sin embargo, estoy criticando algo digamos "externo" de la trama, y no sobre la trama en sí. 

Pero la gran verdad es que al inicio de la entrada comenté sobre mis altas expectativas acerca de la historia, y me he quedado tan decepcionada, y aburrida, y con ganas tomar una almohada y dormir hasta el siguiente día.

Tuve tantos problemas con El tiempo entre costuras. Reconozco que la ambientación y fotografía son impecables. El vestuario es una divina colección de piezas, y sobretodo a partir del capítulo seis (cuando Sira entra en una nueva etapa de su vida). También un par de actuaciones me tocaron, me refiero a las de Elvira Minguez (Dolores Quiroga, la imagen de la madre modesta de toda la vida) y la de Pepa Ruz (Paquita). Más de ahí no te puedo mencionar elementos destacables. Y ustedes se preguntarán tal vez ¿pero mujer y la prota, véase Adriana Ugarte? Aquí está para mí el mayor error de la serie: la actuación de Ugarte. 

En el primer episodio, notaba a nuestra Sira... cómo decirlo ¡ya sé! "sin chispa". Sin ánimo de ofender me resultaba tan insulsa, sin magia, o encanto. No pongo en duda que la actriz es hermosa pero una cara bonita no es sinónimo de una buena actuación, y más tomando en cuenta que esta historia depende un 98% de este personaje. Ingenua de mí, al pensar que su pésima narración inicial sería sólo un inocente paso en falso. No mentiré, es difícil sentir algún tipo de simpatía por esta Sira. Ya el personaje comete tonterías de joven, tonterías que serían pasadas por alto si tuviésemos ese "algo", me quedaba simplemente mirándola y diciéndome en voz baja "pero que falsa, no le creo ni un mendigo bledo". 

Otro gran fallo, fue la música. Tenía tiempo sin oír una banda sonora tan repetitiva y poco original, esto es especialmente notable en los primeros capítulos. Se sentía muchas veces fuera de lugar, y la verdad no sé si es idea mía pero en ciertos momentos notaba las melodías excesivamente altas. También, no podemos dejar pasar la larga duración de sus capítulos, sus inexactitudes históricas (comentario #14 por Lina), su ritmo especialmente lento y su final tan soso (sin contar con que termina con otra narración de Sira -Kill me, please-). 

No la recomendaría porque he quedado tan pero tan decepcionada, y eso que como bien saben soy fanática de culebrones e historias de antaño.


Pero ¡stop! ¡stop! así como he semi destruido a la alabada El tiempo entre costuras, es mi deseo hablarles un poco acerca de una serie española que si que me dejo maravillada. Al contrario de la serie de arriba, no gozo de taaaaaaanto éxito, y la vi por ver, pensando que me aburriría pero no fue el caso para nada.
Crematorio (2011)

Crematorio es la historia de los Bertomeu, una familia que ha conseguido amasar una gran fortuna a lo largo de varias generaciones. Rubén Bertomeu dejó atrás los negocios agrícolas para crear un entramado empresarial que le ha convertido en el hombre más rico y poderoso de Misent. Únicamente en el entorno familiar Rubén Bertomeu encuentra oposición a su manera de entender el progreso.



Crematorio es una serie de televisión española dirigida y escrita por Jorge Sánchez-Cabezudo y producida por Canal+. Es una adaptación de la novela homónima de Rafael Chirbes. La serie es sumamente corta, apenas cuenta con ocho episodios pero la historia está tan bien distribuida que al finalizar de verla te quedas con la sensación de que duró justo lo necesario.



Rubén Bertomeu es un arquitecto/promotor inmobiliario que desde joven no se conformo con el negocio familiar. Por ello valiéndose de su talento para los negocios, fue construyendo urbanizaciones y hoteles, uno tras otro hasta convertirse en un hombre influyente con cantidad de contactos y obviamente dinero. La caja de Pandora la abre el hallazgo de la policía, nada más y nada menos que uno camioneta llena de restos humanos. La camioneta pertenece a una empresa de pompas funerarias, en pocas palabras los cadáveres eran desechados para ahorrar los costes de cremarlos (ahí el nombre). Alonso, el dueño de la empresa resulta tener conexiones con Rubén Bertomeu, la policía inicia una investigación sin precedentes para atrapar a Bertomeu, porque parece ser un secreto a voces que su compañía no ha sido construida inmaculadamente.

La serie te habla principalmente sobre la corrupción. Su guión no pretende confundirte con escenas de relleno y lo que ves es lo que tienes. Veremos como el imperio de Rubén sufre el efecto domino, pieza tras pieza va cayendo, y parece que nunca se detendrá, es totalmente adictivo que cada una de las situaciones estén conectadas entre sí.


Algo que hay que destacar y que se suma a esta maravillosa serie son la actuaciones, mas ¡qué pedazos de actuaciones señores! Pero el indiscutible papá de los helados es el señor José Sancho (el actor falleció en 2013 lamentablemente), dime actuación prolija y una imagen salvaje de este hombre aparecerá. El personaje de Rubén es carismático y atractivo, un hombre ambicioso con negocios turbulentos pero que tiene sus principios, y para rematarlo lo complementan con semejante actor. En definitiva, si fuese hombre y quisiese ser actor (lol) ... oh, ya le bajo dos a mi emoción.

Las actuaciones secundarias también son dignas de disfrutar. Desearía mencionar unas cuantas pero lo digo en serio. y es que todo aquel que apareció en Crematorio se metió en la piel de su personaje, y juntos han construido esta serie tan maravillosa. 

Totalmente recomendada.

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